Dentro del marco de la Convención sobre los Derechos del niño adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1989, la Declaración Universal de Derechos lingüísticos de 1996 y la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad de 2006, proponemos concentrarnos sobre algunos derechos que han sido dejados de lado especialmente en el caso de los niños sordos:
Derecho a jugar
Porque los niños pasan la mayor parte del tiempo realizando tratamientos para aprender a pronunciar palabras y sonidos y los padres son aconsejados a reforzar esta situación.
Derecho a participar en las conversaciones familiares
Porque no entienden la lengua que hablan sus padres. No pueden expresarles sus necesidades ni comprender sus decisiones.
Derecho a disfrutar de un cuento
Porque no los entienden si son contados a través de una lengua sonora.
Derecho a una identidad
Porque el niño sordo es víctima constante de un discurso adulto que busca cambiar o disimular su condición natural.
Derecho a ser tratados como niños sanos
Porque frecuentemente estos niños son tratados como si estuvieran enfermos aunque la sordera no es una enfermedad.
Derecho a aprender
Porque no tienen dificultades de aprendizaje si utilizan la lengua de señas.
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